Los pies son nuestra manera de estar en el mundo y de andar por él. No solemos dar importancia a nuestros pies, incluso a veces, hasta los escondemos. La pelvis es la zona de donde nacemos al mundo y psicológicamente desde allí podemos darnos a luz a nosotros mismos. El centro del movimiento que se inicia en la pelvis culmina en los pies, mediante los cuales avanzamos por la vida. Los pies simbolizan nuestro arraigo con la tierra y a la vez, atraen las energías más sublimes de los planos celestiales y causales. En Bodhgaya, India, un inmenso pie de Buda tallado en piedra representa el enorme poder de aquellos pies a cuyo paso nacían capullos de loto. Jesús lavaba los pies de sus discípulos para que lograsen una comunión con él. Todo ese simbolismo refleja como el cielo y la tierra confluyen en los pies en sagrada unidad del arriba con el abajo.

Los pies denotan nuestra dirección en la vida. A través de los pies nos conectamos con la tierra, recibimos su energía primordial y a la vez mediante ellos descargamos toda la energía de nuestros sistemas. Son nuestros cables a tierra, nuestras raíces. Por eso el masaje en los pies es fundamental, es el vehículo que dirige el movimiento, atañe a la manera en que nos movemos en el mundo, la dirección que seguimos y a la necesaria transformación consciente de nuestros movimientos.

La reflexología podal es una técnica de masajes de reflexología basada en la idea de que todos los órganos de nuestro cuerpo se reflejan en los pies como si de un mapa perfecto se tratara. Consiste en realizar masajes suaves y profundos haciendo presión en puntos específicos del pie que son el reflejo de una zona concreta del cuerpo. Empleada siempre por un especialista, son muchos los beneficios de aplicar esta técnica, para mencionar algunos, en el plano físico favorece la eliminación de residuos tóxicos fortaleciendo las defensas y equilibrando la regulación natural del organismo facilitando de esta manera el proceso de autocuración. Alivia tensiones musculares reduce el cansancio y el estrés restableciendo la armonía, no solo en cuerpo físico, sino mental y emocional del paciente proporcionando una sensación de relajación y bienestar. Cabe mencionar también que entre sus múltiples beneficios produce un equilibrio a nivel energético lo que incide no solo en el campo emocional que es donde se originan las enfermedades, antes de ser conscientes de los síntomas, sino en aspectos de la vida diaria que puedan verse bloqueados.

Como todas las terapias holísticas, trabaja en el ser humano como un todo y como terapia complementaria, no reemplaza la medicina convencional, sino que la complementa acelerando los procesos de sanación natural.

                                                                          Paola.                                                                                                                          

              

                                                                       

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