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RELACIONES TOXICAS (coaching conversacional y práctico)

Relacionarnos de forma sana es posible, está dado más por un cambio de percepción que de acción. Definiría como relaciones sanas a todas aquellas en que los vínculos se estrechan entre el continuo y equilibrado dar y recibir. Desde el punto de vista del “yo” aquellas personas que sacan lo mejor de nosotros, que focalizan en nuestras fortalezas, no en nuestras debilidades. Todos tenemos ambas, pero si ponemos el foco en el lugar correcto comprobaremos que todos tenemos un potencial infinito a desarrollar y lo sano es que nos apoyemos mutuamente a convertirnos en nuestras mejores versiones y el planeta nos lo va a agradecer de inimaginables formas.

Las relaciones tóxicas son en cierta forma un indicador de que tan tóxicos estamos siendo con nosotros mismos.

En la vida representamos muchos papeles, el de madre/padre, esposa/ esposo/, hijos, amigos, profesional etc. etc., pero el papel más importante, es el que representamos para con nosotros mismos, y de cómo lo hacemos, surgen todos los demás. La esencia del ser real nace del conocimiento de sí mismo, como se desarrolle cada vínculo que nos toque vivir en la vida, dependerá de que tan cerca estemos de ese Ser real y que tanto nos desidentifiquemos de todos esos papeles.

A menudo, el mundo nos está mostrando como somos con nosotros mismos. En nuestro libre albedrío, podemos optar por conocernos a través de los ojos de los otros y usar cada situación que nos provoca resistencia para crecer o bien, entrar en la espiral del enojo, en apariencias, transitorio pero que en situaciones vividas de forma repetida, tiende a convertirse en un círculo vicioso transformándose en ira reprimida, seguida de frustración.  Algo que va a salir a relucir cada vez que vivimos una situación semejante que desde nuestro paradigma juzguemos como injusta, “algo que no debería ser” o que no debería estar pasando”. Basta analizar cada situación ante la cual reaccionamos, para comprobar por nosotros mismos de qué manera giramos dentro de ese círculo.

Repetir patrones en las relaciones, tales como jefes o subordinados, parejas, amistades, compañeros de trabajo, incluso familia o situaciones repetidas en cualquier otro ámbito, son indicadores de que hay algo que no estamos viendo, algo que tenemos que cambiar en nosotros, aun cuando estamos absolutamente convencidos de que hay un otro que está actuando como yo considero que no debe.

Solo por mencionar algunas, podes encontrarte con situaciones tales como:

  • Sentirte incomprendida/o, desacreditada/o y/o que otros toman parte en tus decisiones…

  • Sentirte juzgada/o y con fuerte autocrítica por parte de gente que no hace nada…

  • Que te desmotiven cada iniciativa o proyecto que queres llevar a cabo…

  • Cargar con la responsabilidad ajena...

  • Ser el sostén de tu entorno y no poder apoyarte en nadie…

  • Escuchar y que no te escuchen…

  • Relaciones que no te valoran, con falta de comunicación, de compromiso, sinceridad, triángulos o infidelidades o que terminan sin explicación aparente…

  • Reconocerte dentro de relaciones adictivas y dependientes e incapaz de sobrellevar la soledad...

 

Estas solo son algunas de las situaciones comunes que podemos estar viviendo en relación con los demás… existen! ya lo creo que sí, pero ¿que nos están queriendo decir todos estos personajes…?

Identificar cualquier situación que estamos viviendo como “neutra” es el primer paso para salirnos de la película que nos pone como víctimas de lo que no queremos vivir.

No podemos cambiar el entorno, nunca vamos a tener el control de las situaciones externas ni de las personas, pero sí tenemos herramientas internas para tener el control sobre nosotros mismos a través de lo que los otros nos están mostrando, hacer conocido lo desconocido en nosotros mismos, llevar luz a las sombra y trascender la experiencia para que no se repita.

Por supuesto que la clave es entender que somos el factor común de estas situaciones y estar dispuesto a hacer algo para que cambie.

 No podemos encapricharnos en cambiar a los otros, porque así como no estamos para cumplir las expectativas de nadie ni convertirnos en la persona que otro necesita, tampoco podemos esperar de los otros, lo que no queremos para nosotros mismos, cada uno debe ser libre de ser lo que quiere ser. Entender esto es clave!

 Asumir la responsabilidad y el compromiso con la vida que queremos tener. Porque aunque en medio de la oscuridad sea difícil de imaginar, es la vida que sigue una vez que asumimos que el problema es nuestro.

La mayoría de las veces nos volvemos tan adictos a este tipo de relaciones que haríamos cualquier cosa por no perderlas y esto tiene una explicación que las neurociencias han sido capaces de demostrar. El cerebro es incondicional a los hábitos, las emociones generan estímulos a los que nos volvemos adictos e ineludiblemente, más allá de lo que nos guste o no, buscamos sentir las mismas emociones una y otra vez, movernos en terreno conocido, lo que no quiere decir, que no seamos capaces de crear hábitos que nos generen la emoción contraria y transformemos la adicción negativa de tender al victimismo y a la frustración para convertirnos en  un protagonista de nuestra vida que sin lugar a dudas está condenado al éxito.

Sí, leíste bien… al ÉXITO

 Porque una vez que descubrís cuáles son tus herramientas y cómo usarlas podes construir lo que quieras en todas las áreas de tu vida.

Si algo he podido comprobar es de que manera las relaciones tóxicas influyen en nuestra motivación, en nuestra manera de ver la vida por ende en la forma que tomamos decisiones a partir de lo que creemos que el mundo es y como consecuencia en sus resultados, que la mayoría de las veces no son los que deseamos.

Somos un todo interconectado y cada parte existe en función del todo, no podemos concebirnos sin un entorno, como así mismo tampoco podemos concebirnos a nosotros mismo como un ente físico separado del resto, la coherencia del ser se da trabajando paralelamente en todos sus planos, el de la materia, el de la razón y el espiritual, razón por la cual, muchas veces a pesar de darnos cuenta de los errores que cometemos, no somos capaces de corregirlos.

Si asumimos en el plano mental que tenemos un problema y desde el plano espiritual entendemos para que vivimos esa situación tenemos una parte importante del problema resuelto pero es fundamental, corregir en el plano físico, hábitos que nos envuelven una y otra vez en la misma situación.

La vida nos pide que evolucionemos, no basta con saber responder a las preguntas, hay que hacerlo.

Y para saber qué tan dispuesta/o estas deberías poder responderte a estas preguntas que van a ser tan válidas en el ámbito de las relaciones como en todo lo demás:

¿Cuánto tiempo exclusivo te dedicas diariamente?

¿Cuantas veces postergas tu lista de tareas en pos de cumplir con lo que te pide alguien más?

¿Cuánto postergas detrás de la excusa “no tengo tiempo”?

¿Cuánto te permitís soñar… imaginarte la vida que te gustaría?

 y en el caso de que lo hagas, ¿qué tan posible crees que sea lograrlo? ¿Cuáles crees que pueden ser los obstáculos?

¿Que tan comprometida/o estás con tus objetivos, con tu vida? ¿Cómo son tus conversaciones? ¿Cuánto mejor podría ser tu vida con otro entorno? ¿Que tan consciente sos de que "siempre" estas estás eligiendo y tu presente es una consecuencia de tus decisiones pasadas? Y finalmente una que determina el rumbo de tu vida, tomás decisiones para conseguir tus objetivos o para evitar un problema?

Te ofrezco una sesión de valoración gratuita para que respondamos a estas preguntas y te prometo resultados  garantizados

                                         

                                       

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