Nada es lo que parece...
- Marian
- 28 jun 2015
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 ago 2020
Me enteré que era la última noche mágica del solsticio de junio. Muchas civilizaciones le han dado un significado espiritual, relacionándolo con la idea de muerte, renacimiento y renovación. Intuyo que a esto se refiere cuando leo sobre la apertura de un portal para limpiar viejas energías, esperando de alguna forma, que el Universo nos devuelva esa misma energía transformada en lo nuevo que queremos atraer a nuestras vidas. Y que decir que para mí el concepto de magia en sí mismo me llena, no puedo dejar de relacionarlo con el milagro que cuando estamos alejados del presente, inmersos en la rutina, suele pasar desapercibido. Que decir que cuando me permito elegir mis pensamientos antes de dormir, me levanto por ese instante mágico que la vida nos regala cada día, aunque dure solo un suspiro, los colores del cielo antes de que se asiente el día , un flor abriéndose, una mariposa aleteando una y otra vez sobre la misma flor, un pequeño capullo protegido por una hoja, esperando crecer para salir al exterior, el olor de la lluvia, la vibración de la música en el estómago, el sonido del silencio, la sonrisa misma que se dibuja frente a estas imágenes de la memoria, incluso la que no logro encajar con lo que estoy viviendo. Porque mi vida no es un flash de colores pero el milagro no deja de ser real y tan sólo por ese segundo justifico todas las lágrimas que me trajeron hasta acá, donde nunca hubiera llegado de otra forma.
El portal nos invita a aprovechar la magia para pedir… y que podría pedir, si estoy viva y solo eso hace que todo sea posible.
A veces la vida te da un gran golpe y en ocasiones te deja en coma, ausente, con el alma olvidada en el último lugar donde fue feliz, mientras la mente continua reproduciendo una y otra vez un recuerdo que no puedes procesar. Hasta que un día nuevamente te encontras con vos misma y te das cuenta que es eso, un recuerdo y que tu libro sigue abierto para seguir escribir otra historia...
"solo deseo aprender a estar presente Siempre y no olvidarme de sentir Nunca"
y cuando floreció una nueva primavera volvió la música y volví a enamorarme de la vida…
Imita a la naturaleza y encontrarás lo que buscas- dicen... y supongo que los árboles no se quedan eternamente llorando las hojas que se llevó el otoño…
Pero la razón de llenar una hoja en blanco nada tiene que ver con contar historias sino de encontrar las palabras que traducen el lenguaje del alma, escondidas detrás de un miedo tan grande como el mismo amor a la vida.
37 años olvidando y recordando todo lo que se y lo que aún no. Viajando hacia ese espacio de la conciencia a veces tan oscuro, a veces tan lleno de luz, donde permanecen guardados mucho más que los recuerdos, las semillas de los sueños esperando germinar en el momento preciso… los milagros y todo aquello que parece irse iluminando gradualmente si uno pone la atención debida en el momento presente. Sintiéndome tan llena de lo que suelo llamar “cosas” que necesitan salir, "cosas", que al menos, a mi alrededor nadie pareciera comprender.
Creí haber entendido el amor tantas veces hasta que habiéndome fundido a través de una mirada con otra alma, supe que no había conocido nada… creí saber lo que era el dolor, hasta que sentí dentro mío el de un desconocido y de eso supe que no se vuelve, que aunque cierres los ojos no podes dejar de ver el mundo como parte del tuyo.
Creí estar segura de tantas cosas hasta que otras respuestas desecharon verdades que parecían inamovibles… y como quien dice: “cuando creí conocer todas las respuestas, me cambiaron las preguntas” y la única premisa vigente es: “¿ y qué si nada es lo parece?” Y no ceso de preguntarme que espera la vida de mí poniendo a prueba el valor de la vulnerabilidad de mi alma, o si soy yo quien se somete al desafío pretendiendo conocer los misterios, buscando una perfección que solo existe en el mundo platónico de las ideas de cada quien, tan variables como percepciones habitan en el mundo.
No logro asimilar la velocidad con la que parecen sucederse las palabras, no sé dónde se pierden, ni cómo recuperarlas y no me siento capaz de llenar tantos espacios en blanco… quizá porque ya estén escritos con las palabras que desde el principio no me atrevo a leer…
Veo claramente las señales, estoy donde debo estar, sintiendo lo que tengo que sentir, hay algo que debo hacer real, no tengo la respuesta, porque aún no conozco la pregunta…

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