top of page

Depresión, otra opción...

  • Marian
  • 3 jul 2015
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 16 sept 2021


Con un pedacito de cielo que veo por mi ventana me alcanza para volar, es difícil pasar el invierno sin poder sentarme al sol, pero en vísperas de julio puedo decir que nada queda de esa niña mujer que no quería abrir los ojos hasta la primavera.

Hace muchos años tuve una amiga con la que año a año decíamos, juntas vamos a superar otro invierno… no fue el tiempo de conocernos lo que nos unió sino la capacidad de entender lo que sentíamos y que no podíamos compartir con nadie más. Si bien clínicamente hablando, su depresión requería de más tratamiento que el mío, al momento de sentarnos a hablar de las emociones, ambas sabíamos en profundidad lo que significa sentir una tristeza que te desgarra el alma, sin necesidad de instrumento de medición alguno. Y un invierno como cualquier otro, no aguantó más y tomó la drástica decisión de abandonar el barco. Tanto como la lloraron, también la juzgaron, y a mí otro tanto por entenderla. Llegando incluso a escuchar que pertenecíamos a una secta.

Mucha gente no sabe lo que realmente significa no poder levantarse de la cama, muchos confunden no poder, con no querer. Solo quien lo vivió sabe que significa la oscuridad absoluta de una noche sin luna ni estrellas, donde creer en el amanecer es una utopía y la luz al final del túnel que parece ser la única salida está a millones de kilómetros y el cuerpo no te responde. Admito que estar del otro lado tampoco es fácil porque es tan malo para quien lo padece alimentarle el síntoma, como pretender que nada ocurre. Peor aun cuando hay niños y se pretende recurrir a estos como “la razón” por la que levantarse generando una culpa que no hace sino más que profundizar la angustia. Y con esto no pretendo hacer una apología de si no te gusta este mundo para que te vas a quedar… ni mucho menos que los hijos no son una razón lo suficientemente importante para levantarse, pero el clic… no va por ahí. El que está enfermo tiene tan claro que tiene hijos por los que debería tener ganas de luchar como el que fuma sabe que el cigarrillo le hace mal, pero ambos parecen haber perdido el control de la voluntad. No hay una merma de sentimientos con respecto de la familia, ni allegados, sino que estos están inmersos en una bola de angustia en el estómago, que para sacarlos tienen que atravesar la piedra que aprieta el pecho y el nudo en la garganta, se vive una sola cara de la vida por que la falta de luz no te deja ver la otra… eso pasa comúnmente aún sin llegar al extremo... pero entonces…? La única certeza que tengo es que ni yo a través de una entrada del blog ni el profesional de más alto renombre pueden determinar que hacer frente a los síntomas sin entrar dentro de la persona e intentar comprenderla en su totalidad. La persona que vive esa situación, solo debe dejarse ayudar, no tiene que creer, no tiene que hacer nada que no pueda, solo dejarse ayudar, Hay un sinfín de razones como de métodos para que se haga la luz y la oscuridad sea solo la sombra del mundo dual en que vivimos, hay quienes reaccionan a la medicación y quienes más que precisar un equilibrio químico, necesitan encontrarse a sí mismos, porque tanto la voluntad, como las ganas como cualquier otra virtud que creamos necesitar para salir adelante, están perdidas dentro nuestro y solo uno conoce el camino de regreso y con qué tipo de terapia puede sentirse más a gusto.

Debajo del nudo de la garganta, de la piedra en el pecho y la bola de angustia del estómago, un poco por debajo del ombligo, tenemos un centro de energía llamado el Tanden Seika para los japoneses o su equivalente para los chinos, el Tan Tien donde haciendo hincapié, esfuerzo y energía en esta área del bajo vientre se fortalece el espíritu devolviéndonos al presente. Físicamente hablando es el centro de gravedad del cuerpo. Los credos japoneses más tradicionales lo entendieron como la esencia misma de la vida o el mismo espíritu. Se puede trabajar muy bien este punto focal con Reiki, pero también centrando la atención en ello. Para quienes son más dependientes y necesitan compartir sus motivos, la terapia floral te facilita el camino, aportando de forma natural eso que te está faltando.Tanto la meditaciones como las visualizaciones dan excelentes resultados, no hace falta recurrir a un centro, ni pagar una clase, basta buscar en youtube cualquier meditación con una voz que nos resulte cómoda y ponerla antes de dormir. Nada resulta más efectivo que las palabras que le dejamos oír al inconsciente, quitándole el poder a nuestra mente consciente de rechazarlas. Aprender a escuchar el silencio mediante la concentración, agudiza la intuición y ayuda a escuchar la voz interior, la verdadera, no la que te decía que no había motivos para levantarse. Una vez que vuelves a escucharte siempre sabes lo que es mejor y eso te devuelve la confianza y después es pasito a pasito, a medida uno siente que se puede, todo cambia, cuando cambia la percepción, la realidad también cambia y a quien no le entusiasma… Y por último, un remedio casero y por supuesto siempre hablando de mi experiencia personal, porque caminos hay muchos. Recuerdo una obra de teatro que fui a ver cuando era chica “el remedio es cantar” y quizá parezca poco serio decirlo pero así como trabajar con aromaterapia como complemento por ejemplo en una sesión de Reiki, cantar en un proceso de recuperación, cuando se empieza a sentir el hormigueo en la panza y la cabeza quiere llevarte a donde no debe… es mágico, activa el chakra de la garganta y el plexo solar, sentí la música, cantá y olvídate del mundo… haaa y suerte con los vecinos!!


 
 
 

Comentários


FOLLOW ME

  • Facebook Classic
  • c-youtube
  • LinkedIn - Círculo Negro
  • Facebook - Black Circle
  • YouTube - Black Circle
  • Instagram - Black Circle

© 2023 by Samanta Jonse. Proudly created with Wix.com

bottom of page