Terapia Floral Bach
- Marian
- 26 dic 2015
- 4 Min. de lectura
"La Salud es nuestro patrimonio, nuestro derecho.
Es la total y completa unión entre el cuerpo, la mente y el alma; y no se trata de algún ideal lejano ni difícil de obtener, sino de uno tan sencillo y natural que a muchos de nosotros se nos ha pasado por alto"
Dr. Edward Bach
acerca de quién nos dejó este legado:

Edward Bach, nació el 24 de septiembre de 1886, en las afueras de Birmingham, Inglaterra.
Hijo mayor de una familia galesa, sostenida por el padre, que tenía una fundición de Latón.
Desde su niñez se destacó por su determinación y la intensidad de sus propósitos, amaba la naturaleza, y desde muy corta edad fue capaz de percibir el sufrimiento del hombre.
Según su observación progre, cada uno de nosotros llega a este mundo con dos elementos, el alma o espíritu, de naturaleza inmortal y la personalidad, temporal y material. Ambas deben estar en armonía.
El alma conoce su misión y nuestra personalidad debe conectarse con esa misión para no actuar erróneamente y caer en un estado de no-armonía.
Al finalizar el colegio, sabía que quería ser médico, pero trabajó durante 3 años en la fábrica de su padre para así poder costear los gastos de su carrera.
Durante esos años observó el comportamiento humano y entendió lo que significaba la enfermedad para la clase obrera. Enfermedad era sinónimo de pérdida, frustración y muchas situaciones traumáticas que los atormentaba. Notaba que poco se hacía por remediar la enfermedad, más allá de suprimir los síntomas.
A los 20 años ingresó a la facultad de medicina egresando en 1912 como cirujano en el hospital escuela de la universidad de Londres. Dedicó poco tiempo a los libros, ya que sentía que su lugar estaba siguiendo de cerca el padecimiento del paciente.
A través de la observación dedujo que pacientes con una personalidad similar, respondían al mismo tratamiento.
Tuvo en cuenta que en muchos casos el proceso de curación resultaba más penoso que la enfermedad en sí. Y la cura auténtica debía ser suave, indolora y benigna.
Insatisfecho con las prácticas ortodoxas se interesa por otra rama de la medicina: la inmunología convirtiéndose en bacteriólogo asistente del Hospital Escuela de la Universidad.
Su trabajo lo llevó a relacionar que ciertos gérmenes intestinales estaban conectados con la enfermedad crónica y su cura.
Estos gérmenes estaban en los intestinos de todos los individuos pero en mayor cantidad en las personas enfermas.
Durante su investigación se convenció que una vacuna preparada a partir de estas bacterias depuraría el organismo de los tóxicos causantes de esa enfermedad. Y no solo mejoraron sino que algunas dolencias desaparecieron de forma definitiva. Más tarde repitiendo la dosis luego de haber desaparecido los efectos de la primera, notó que actuaba aún mejor.
Al tiempo que ocurría la primera guerra mundial queda a cargo de 400 camas de soldados, y continúa con su investigación. En 1917 pierde la conciencia y tiene una hemorragia. Logra superar una intervención quirúrgica abdominal pero le diagnostican una enfermedad terminal, con tres meses de vida.
Decidiendo que su obra no podía quedar inconclusa se dedicó sin parar a sus investigaciones. Se lo llamaba “La luz que nunca se apaga” Así olvidó sus dolencia y 3 meses después notó que no solo no había agravado, sino que estaba mucho mejor.
Su situación económica estaba deteriorada y tomó el puesto de patólogo en el Hospital Homeopático de Londres, donde en una ocasión le dieron a leer el organón del Dr Hahnemann , y descubrió que 100 años antes este ya había relacionado el envenenamiento intestinal con la enfermedad crónica y Hahnemann había tomado plantas, hierbas y musgos en lugar de bacterias.
Bach decide seguir el método homeopático y convertir las jeringas en vacunas orales. “Los 7 nosodes de Bach” Los 7 grupos humanos donde en cada uno predomina una bacteria distinta.
A pesar del éxito de los nosodes, Bach advirtió que no curaban todas las enfermedades. Descubrió algunas plantas que al procesarlas se positivizaban mientras que los nosodes de gran efecto eran de polaridad negativa.
Bach comenzó a observar las distintas actitudes y características de sus pacientes y a prescribir teniendo en cuenta esas diferencias. Los efectos, fueron excelentes!! Un día por Gales encontró los primeros tres remedios Impatiens, Mimulus y Clematis.
Hacia 1929 abandona el consultorio, clausura el laboratorio y quemando todas sus investigaciones se va a Gales de forma definitiva. Bach pasaba examinando la gran variedad de plantas, fijándose en que tipo de suelo elegían para crecer, el color, la forma y la variedad de sus pétalos. Descartando algunas especies, se vuelca a las flores silvestres. Con la experiencia fue desarrollando la facilidad de sentir la propiedad vibracional de la planta. Bach pensó en las flores, porque toda la vida de la planta está concentrada en su flor. Comprobó que aquellas que tenían un auténtico poder curativo eran de un orden diferente y escaso. De su observación dedujo que que las mejores flores provenían de las plantas que florecían cuando el sol estaba en su momento de mayor intensidad.
La forma de recolección fue sencilla y artesanal. La misma que se conserva hoy en día. Las flores que recogió de la sombra, no poseían la energía tan fuerte del sol, y utilizó el fuego para reemplazar esta fuente de calor, a través del método de ebullición.
Este método lo convenció que el conocimiento verdadero debía lograrse, no a través del intelecto sino por la capacidad de ver y aceptar las verdades simples y naturales de la vida.
Descubre así 38 remedios florales para todas las desarmonías emocionales y una combinación de 5 de estas flores para utilizar en casos de emergencia.
Falleció a los 50 años de un paro cardíaco, mientras dormía, pero satisfecho de que su obra había quedado terminada.
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