La misión y el funcionamiento de los Chakras
- Resumen "El gran libro de los Chakras"
- 10 abr 2016
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Existen apenas 40 chakras secundarios a los que se asigna una mayor importancia. Los más importantes de ellos se encuentran en la zona del bazo, en la nuca, en las palmas de las manos y en la planta de los pies. Los 7 chakras principales situados a lo largo de un eje vertical junto a la mitad anterior del cuerpo son tan decisivos para el funcionamiento de las zonas más fundamentales y esenciales del cuerpo, del espíritu y el alma.
Características comunes a los 7 chakras principales:
Se asientan verdaderamente en el cuerpo etérico del hombre. Se asemejan a cálices florales con forma de embudo y un número variado de pétalos. Por ello en Oriente a menudo se llaman también flor de loto. Las subdivisiones de las flores en pétalos independientes representan los nadis o canales de energía de los cuales las energías fluyen y penetran en los chakras y a través de los que la energía se retransmite desde los chakras a los cuerpos no materiales.
Su número varía desde cuatro canales en el centro radical hasta casi mil canales energéticos en el centro de la coronilla.
De la conectividad situada en el centro de cada cáliz parte un canal a modo de peciolo de la flor del Chakra que llega hasta la columna vertebral y empalma directamente con esta. Este canal une los chakras con el canal energético principal, denominado Sushumna, que asciende por el interior de la columna vertebral y continúa en la cabeza hasta la coronilla.
Los chakras se encuentran permanentemente en movimiento circular, por esto el nombre de chakras que en Sánscrito significa Rueda de luz. El movimiento giratorio de estas ruedas produce que la energía sea atraída hacia el interior de los chakras. Si el sentido de giro cambia la energía es radiada partiendo de los chakras. Todo giro hacia la derecha tiene la peculiaridad de un predominio de la cualidad masculina, una acentuación del yang según la doctrina china, representa voluntad y actividad y en su forma negativa agresividad y violencia. Todo giro a la izquierda tiene un predominio del yin y representa sensibilidad y acuerdo y en su aspecto negativo debilidad.
Los chakras de las mayoría de las personas tienen una extensión media aproximada de 10 cm En cada uno de los centros energéticos existen todas las vibraciones cromáticas, pero predominando un color determinado que coincide con la función del Chakra correspondiente. En un hombre desarrollado los chakras continúan extendiéndose y aumenta su frecuencia de vibración, también sus colores se hacen más claros y radiantes.
El tamaño y el número de vibraciones (frecuencia) de los chakras determinan la cantidad y la calidad de las energías que absorben procedentes de las fuentes más variadas. Se trata de energías que vienen a nosotros del cosmos, de las estrellas, de la naturaleza, de la radiación de todas las cosas y todas las personas de nuestro entorno, de nuestros diferentes cuerpos no materiales y también de la razón original no manifestada de todo ser. Esas energías llegan a los chakras, en parte a través de los nadis y en parte fluyen hasta su interior de forma directa. Las dos formas de energía más importantes y fundamentales son absorbidas a través del centro radical y del centro coronal. Entre estos dos chakras discurre el Sushumna, al que están unidos todos los centros energéticos a través de sus peciolos y que alimenta a todos ellos de fuerza vital. Es el canal a través del cual asciende la denominada energía kundalini, que reposa enrollada como una serpiente en el extremo inferior de la columna vertebral. Y cuya puerta de entrada es el centro radical. La energía kundalini representa la energía cósmica dela creación, que en la sabiduría india también se denomina Shakti o la manifestación femenina de dios. Este aspecto activo del ser divino en el que incidiremos con más detalle más adelante. En la mayoría de las personas la energía kundalini solo fluye a través de Sushumna en proporción escasa. A medida que va despertándose por un desarrollo creciente de la consciencia va ascendiendo a través del canal de la columna vertebral en el flujo siempre creciente y activando los diferentes chakras. Esta activación produce una extensión de los centros energéticos y una aceleración de sus frecuencias. La energía kundalini alimenta los chakras con la vibración energética que faculta a los hombres para ir abriendo paulatinamente en el curso de su evolución todas las facultades y energías que actúan en los diferentes planos energéticos y materiales de la creación, con el fin de integrar dichas energías en su vida.
Durante su ascenso la energía kundalini se transforma en una vibración diferente en cada chakras correspondiendo a las funciones del Chakra respectivo. Esta vibración es mínima en el centro radical y encuentra su máxima extensión en el centro coronal. Las vibraciones transformadas son retransmitidas a los cuerpos no materiales o al cuerpo físico, y se perciben como sentimientos ideas y sensaciones físicas.
El grado en que una persona permite la acción de la energía kundalini depende del grado de conciencia que tenga en los diferentes ámbitos de la vida representados por los chakras y en la medida en que el estrés y las vivencias no procesadas hayan causado bloqueos en los chakras. Cuanto más consciente es una persona, tanto más abiertos y activos están sus chakras. De forma que la energía kundalini puede fluir a ellos con más intensidad y cuando más intenso sea este flujo de energía, tanto más activos se volverán los chakras, despertando a su vez una mayor conciencia.
Además de la energía kundalini existe otra fuerza que fluye al interior de cada uno de los chakras a través del canal de Sushumna de la columna vertebral. Es la energía del ser divino puro, del aspecto no manifestado de dios. Entre a través del Chakra coronal y hace que el hombre conozca en todos los planos de la vida el aspecto existencial amorfo de Dios como la razón original, inmutable y que todo lo penetra, de aquella manifestación. Esta energía es particularmente adecuada para eliminar los bloqueos de los chakras. En la sabiduría india se la denomina Shiva, la divinidad que es la gran destructora del desconocimiento y que con su mera presencia desata una transformación hacia lo divino.
Shiva y Shakti trabajan codo con codo en el desarrollo integral de la persona en el que hemos integrado en nuestra vida tanto lo divino como todos los planos del ser relativo.
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