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Símbolo II Reiki: Sei - He - Ki

  • Foto del escritor: Marian
    Marian
  • 14 oct 2019
  • 4 Min. de lectura

Símbolo 2 (Símbolo mental/emocional)

Sei-He-Ki

Símbolo 2 (Símbolo mental/emocional)

Sei-He-Ki

El segundo símbolo sagrado de Reiki parecer derivar del símbolo semilla “Hrih” que se encuentra asociado al Buda Amida y puede encontrarse en la base de todas las estatuas y representaciones. Asimismo uno de los tres templos que se hallan en el monte Kurama está dedicado al Buda Amida.

Este es el Buda de la Vida y la Luz infinita y es sumamente popular dentro del Budismo Tendai y también en otras ramas del budismo. Otorga paz interior. Este símbolo está relacionado con el Bodhisattva Avalokiteshvara (sanscrito) Esta divinidad es idéntica a Kannon, una divinidad japonesa que en China se la conoce como Kuan Yin y el Tíbet como Tara. Ella vela por el amor todopoderoso y la compasión omnipresente. Avalokiteshvara representa en la mayor parte de Asia el símbolo de la disolución de las ataduras de la materia. Un proceso semejante es impensable sin iluminación. Otro significado esotérico es el de la protección frente a la pérdida de la consciencia espiritual producida por el apego al mundo material. En este sentido el SHK es también un símbolo de purificación espiritual de apegos materiales.

Necesita al Cho-Ku-Rei para funcionar en plenitud, no trabaja solo.

Sei significa estado natural del ser

Heiki significa tranquilidad

“la energía brinda tranquilidad a la mente”

Es el símbolo mental - emocional. Su misión es la de dirigir la energía a las capas emocionales y mentales del aura. Así como a los chakras que regulan las funciones emocionales y mentales. Actúa sobre el cuerpo emocional y la mente inconsciente. Significa “Todo lo que está arriba, está abajo” “El hombre y Dios se hacen uno” y “la tierra y el cielo se reúnen”

Símbolo de la purificación, del equilibrio entre fuerzas contrarias y el símbolo de la Armonía.

Actúa principalmente sobre los chakras 3° y 4° (plexo solar y corazón) alineándolos con una altísima vibración de Amor.

Actúa armonizando los dos hemisferios cerebrales (el derecho, que regula intuición, la imaginación, los sueños, los sentimientos, etc. y el izquierdo que regula la racionalidad, el razonamiento deductivo y lógico.) El SHK los equilibra, porque no es bueno vivir en un mundo imaginario ni un uno puramente racional. Toda existencia se basa en la danza de los contrarios, el equilibrio y la armonía dependen de que estas fuerzas estén igualadas.

Cuando negamos la vida, lo que nos pasa, o las emociones estamos potenciando que estas se queden atrapadas en nuestro sistema energético. Cuando aplicamos SHK estamos ayudando a esa persona a hacerle consciente de sus emociones reprimidas y patrones mentales emocionales que pueden estar consigo hace mucho tiempo.

La conciencia es el arma más poderosa de todas. Es la luz que hace desaparecer la oscuridad.

Los dolores físicos son la última manifestación de un problema mental emocional o espiritual. Al aplicar SHK liberamos esas emociones o patrones mentales que han causado el bloqueo.

El dibujo se parece a un dragón. En la simbología antigua el Dragón significaba protección y escupía el fuego de la trasmutación. Este símbolo introduce la divinidad en la energía humana y alinea los 7 chakras superiores.

Diluye los patrones negativos presentes en cualquier conflicto emocional, recuerdos, etc. Ayudándonos a descubrir dentro de nosotros, las causas escondidas de nuestro consciente. Las causas profundas.

La persona encuentra el problema con el que precisa trabajar lo que conduce al origen de los problemas mentales, recuerdos, conflictos de la infancia, hábitos indeseables, condición intrauterina, registros kármicos y recuerdos negativos de otras vidas.

Trabaja principalmente los Chakras cardíaco y Plexo Solar que reciben más directamente la energía de nuestro campo áurico emocional. Otros nombres. “Llave del Universo”, “El hombre y Dios se hacen uno solo”

SHK es el símbolo que manifiesta la clave de nuestro enlace entre el mundo físico, donde se expresan todas nuestras emociones, y el mundo inmanifiesto de lo mental donde comienza a plasmarse aquello que después reconoceremos como realidad.

Es cierto que todo se ve según con el cristal con que se mire, pero también es cierto que el cristal debe estar limpio. Nuestra mente constantemente viaja hacia un pasado que añora, recuerda o sufre y hacia un futuro que le crea interrogantes, incertidumbres y angustias. Todo esto sucede al mismo tiempo que la mente se halla dentro de un cuerpo atrapado en el aquí y ahora. Por consiguiente muchas veces nos encontramos en un estado de parálisis física y alto grado de turbulencia mental. Es el momento de mayor disociación entre nuestro cuerpo y nuestra mente. Podríamos decir que se trata de un fenómeno no material, pero que logra producir dolencias y desequilibrios físicos, dado que como dijimos de nuestra mente depende la construcción de la realidad.

Una vez que logramos descubrir los tipos de problemas que crea la mente, rápidamente podemos apartarnos de ellos, sin embargo cuando está en niveles más profundos nos engaña creando confusión, verdaderamente nos desconecta de nuestro ser. Es entonces cuando nos sentimos desmembrados, separados interiormente y lo reconocemos solo cuando las circunstancias o las personas que nos rodean y con las cuales nos vemos involucrados nos producen un grado de sufrimiento y desorden tal que interpretamos que aquello que nos ocurre obedece a un hecho externo, siempre contrario a nosotros y del cual debemos defendernos. En realidad lo externos no es más que un reflejo de nuestro mundo interior. Solo cosecharemos lo que hemos sembrado, solo entendemos las palabras que conocemos. Solo veremos aquello que nuestra mente proyecta.

El SHK nos unifica y nos serena posibilitando el sentido del equilibrio y la armonía que deben reinar en una mente aquietada, en un cuerpo activo y en un espíritu abierto. Reprograma todo proceso de desorden interno producto de la pérdida de poder que lleva a trasladar nuestros conflictos a un objeto o a una situación exterior, viéndonos después atrapados en el intento de controlarlos y haciendo de ellos la causa de nuestros males.

El SHK activa nuestras glándulas pineal y pituitaria, despertando nuestra percepción dormida y nuestro sentido de centro, de unificación y de conexión con nuestro séptimo Chakra, que se abrirá a lo divino.

Armonizar estos factores creará las circunstancias necesarias para que transmutemos pensamientos nocivos, creencias obsoletas y patrones negativos de la mente, como así también adicciones miedos y toda manifestación de autodestrucción que nos impide realizar nuestra misión. Asimismo posibilita que la luz lleve información, removiendo todo lo pasado y dándole fluidez. El SHK nos conducirá a aceptar el cambio como lo único permanente y así a entender que se hace necesario romper las ataduras con un pasado que ya no volverá y un futuro que solo podrá manifestarse cuando se haga presente.


 
 
 

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