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La Psicología Transpersonal hacia una Psicología Espiritual

  • Resumen
  • 25 dic 2019
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 21 jun 2020


Ninguna corriente o disciplina es ajena a los momentos históricos, nace en su seno mismo y se nutre de ellos en su desarrollo. La psicología transpersonal nació en los años ´60 como una alternativa a las tres corrientes psicológicas: el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Las dos primeras reduccionistas y patologizantes y la última con miras hacia un ser humano auto realizado pero sin el toque de trascendencia que aportó la transpersonalidad.

Abraham Maslow, precursor de las nuevas corrientes ya hablaba de una cuarta psicología, con alcances mayores a la autorrealización: transpersonal, transhumana, centrada en el cosmos más que en las necesidades y los intereses humanos. Los paradigmas cambian, se renuevan y eso ha marcado la evolución humana en todos los órdenes.

No hablamos de pseudociencia ni pseudofilosofía. La psicología transpersonal usa los tres ojos: el de la materia: empírico; el de la razón: filosófico y el de la Contemplación: Espiritual.

La psicología transpersonal tiene un apoyo en la teoría cuántica y la teoría de la relatividad que han revertido sus conceptos tradicionales y ven al universo como una telaraña de relaciones interconectadas, cuyas partes existen en función del todo, en que el observador pasa a ser participante. Aspira a lograr una síntesis del conocimiento oriental de la conciencia – que apunta a la salud psicológica y a la iluminación- con el empirismo psicológico de occidente.

El camino hacia la salud está dado más por un cambio de percepción que de acción.

La salud está asociada a una menor cantidad de apegos y a una orientación hacia el servicio más que el egocentrismo; a hacerse responsable de la propia experiencia; también se asocia a los sentimientos de amor, compasión, empatía, generosidad, reverencia, gratitud, maravilla, sensibilidad ecológica; a la participación y el compromiso en el proceso evolutivo, aceptación del gozo como el dolor, inherentes ambos, a la condición humana. A integrar la sombra y a tomar contacto con lo inconsciente sagrado, el sí mismo transpersonal o percatación pura.

La meditación es fundamental para el terapeuta transpersonal por los estados de conciencia que provoca. El propósito último de la meditación es que no existimos como entidades diferentes del fluir del Universo. Que no somos nada y a la vez somos todo.

A través de la conciencia testigo, se apunta a disolver los dramas personales. Se trata de que el individuo se desidentifique de las restricciones de la personalidad y la integre al sí mismo transpersonal. La idea de tratar solo la mente o solo el cuerpo no es válida. Ya que cada uno es un subsistema del otro.

El objetivo de la terapia, a la par que la desidentificación pareciera ser disfrutar del mundo sin apegarse a él.

Al liberarse de las ilusiones perceptivas, aparece la libertad, el poder de la presencia: el aquí y ahora; se vivencia el centro de la vida como algo interno (visión interior); se libera el potencial latente, la sabiduría interior, la aceptación de nuestra naturaleza divina.

En el contexto transpersonal terapeuta - consultante, la labor del terapeuta es fundamental; él trabaja sobre sí mismo. El terapeuta no cura: capacita al consultante para que se conecte con sus propios recursos interiores y deje trabajar el proceso natural de curación o de crecimiento. No resuelve los problemas, habilita a la persona para resolverlos, a ponerse en contacto con su gurú interior, guía espiritual o Yo Superior. El consultante debe estar dispuesto a despertar. El estado de conciencia del terapeuta es fundamental. Influyen sus pensamientos valores y creencias. Tres son las etapas de la terapia: nivel del ego, existencial y transpersonal.

Las disciplinas de la conciencia, así como la física moderna se orientan a trascender las limitaciones perceptivas y a obtener un conocimiento más sensible y preciso del universo. Las limitaciones perceptivas nos hacen ver una realidad sólida, dicotomizada, separada, concreta, cuando en realidad es un fluir continuo, es impermanente, interconectada, holística…

La psicología transpersonal representa un nuevo paradigma, que introduce motivaciones nuevas a la psicología convencional: los estados superiores de conciencia, el extremo bienestar psicológico al que puede aspirar el ser humano. Que el individuo integre su yo consciente en su Yo Superior, que depure su percepción, que despierte.

En síntesis representa un enfoque más integrador, la dimensión biopsicosocial agrega la espiritualidad, apunta a una salud óptima del individuo y da primacía a la evolución de la conciencia. Esto permite integrar en este acervo aspectos antes inimaginables, como la atención, la ecuanimidad, la compasión y hasta la conciencia ecológica, al colocar al ser humano como integrante de una unidad mayor, la trama interconectada de la que forma parte junto con los demás seres y con el Gran Todo, tal como la física cuántica lo viene explicando hace ya varias décadas, en una visión que le acerca a las filosofías orientales y a la místicas de todos los tiempos y lugares.

En este momento de transición de paradigmas, en que ni el cientificismo ni la religión ofrecen ya respuestas válidas, el enfoque transpersonal se presenta como una alternativa que aúna ambas corrientes, a la vez que las trasciende.

Meditación consciente

Trabajo terapéutico de transmutación y renovación celular y energética.

1° parte

Nuestro cuerpo no es una estructura mecánica anclada en el tiempo y el espacio. Es un campo de energía, transformación e inteligencia en intercambio dinámico con el ambiente, capaz de perpetuar la sanación, la renovación y la transformación.

Nos sentamos cómodamente, cerramos los ojos y respiramos profundamente. Exhalamos con lentitud el aire de los pulmones y visualizamos nuestra respiración como un torrente de moléculas que sale de cada una de las células del cuerpo. Con cada exhalación liberamos átomos de cada uno de los órganos del cuerpo y con cada inhalación traemos a átomos a cada célula y órgano de nuestro cuerpo, como un río continuo de transformación. Renovamos nuestro cuerpo y reemplazamos partes de él con cada respiración. (…)

Llevamos la atención al estómago y reconocemos que todo el revestimiento de este órgano se renovará al cabo de una semana. Llevamos la atención a la piel y reconoceos que tras un mes se habrán reemplazado todas las células y tendremos una piel nueva.

Visualizamos el esqueleto. Los átomos que lo constituyen actualmente serán reemplazados por otros nuevos en cuestión de tres meses. Llevamos la atención al hígado. Tendremos uno nuevo en 6 semanas. Ahora sentimos todo el cuerpo, en cada parte, cada órgano: el corazón, los pulmones, los riñones, los órganos sexuales. Sentimos profundamente que cada rincón de nuestro organismo se irá transformando. Podemos decirnos mentalmente a la vez que experimentamos con profundidad en la integridad de nuestro ser la purificación y la sanación: “renuevo mi cuerpo con cada respiración”

Estemos seguros que en casi un año, todo el cuerpo se habrá renovado.

Y en vez de visualizar nuestro cuerpo como algo estático, sujeto a los embates del mundo externo, rígido e indefenso, lo vemos tal y como realmente es: seguro, infinitamente protegido, flexible, fluido y en constante renovación.

Ahora, dialoguemos con las células de nuestro cuerpo, les sugerimos que trabajen en conjunto, que se unan con amor y alegría, que funcionen armoniosamente y que permitan que el amor dirija su trabajo. Las mantenga unidas, con un objetivo común: regenerar y sustentar la salud y el equilibrio de ese organismo del que son una parte esencial, incansables productoras de vida.

Ahora visualización la conciencia. ¿Dónde la ubicamos?

Adaptado de Deepak Chopra. Rejuvenezca y viva más tiempo

2° parte

Visualicemos nuestros cuerpos energéticos o sutiles que rodean al cuerpo físico, unidos con este a través de los chakras y conectados con toda la energía circundante.

Visualizamos el cuerpo etérico o doble etérico, íntimamente interconectado con el cuerpo físico y en el cual experimentamos nuestras sensaciones. Le enviamos luz, que se va a tornar de un color azul radiante, como si iluminara el cuerpo físico y a la vez le diera vida. Lo experimentamos, vital, armonioso, lleno de energía.

Visualizamos ahora nuestro cuerpo emocional, que rodea al etérico. Visualizamos allí todas nuestras emociones, alegría, ira, entusiasmo, ansiedad. Enviamos luz a todas esas emociones y todo nuestro cuerpo emocional se va tornando de colores pastel. Vemos sus diversos colores, suaves, armonizados. Nos damos cuenta que todas las emociones son válidas y las podemos ir depurando como quien limpia su casa de residuos y lastres.

Ahora nos centramos en el cuerpo mental, que rodea al emocional. Contemplamos allí nuestras ideas, conceptos, juicios, prejuicios. Enviamos luz a todo ese conjunto de elementos racionales y se va tornando de un color amarillo luminoso. Sentimos que vamos dejando atrás los condicionamientos, los conceptos rígidos, los mandatos que nos atan a un paradigma anticuado. Percibimos como algo sagrado la libertad, el discernimiento, la coherencia, la verdad, la creatividad, el poder de elección que nos hace libres.

Después llevamos la visión a los cuerpos muy sutiles, alrededor de los anteriores. Notamos como la vibración se va haciendo más elevada y los colores más tenues, purpúreos, rosados, dorados, luminosos, luz pura, pura luz…

Percibimos el cuerpo emocional superior, llamado cuerpo celestial

Experimentamos un amor muy profundo, más allá de nuestras emociones y de nuestra razón. Como si flotáramos en un mar de amor. Ese amor se va haciendo cada vez más inmenso, más desinteresado. Vamos sintiendo que somos uno con todo, con el creador y con todas las criaturas.

El sentimiento de amor y de expansión, cada vez mayor, cada vez más incondicional, nos conecta con la conciencia cósmica. Nos quedamos un momento en esa dimensión trascendente, sin cuerpo, sin tiempo, sin espacio.

Rodeando a todos los cuerpos sutiles, percibimos el cuerpo mental superior, el cuerpo causal, la mente de Dios. Allí sentimos como la mente se transforma en pensamiento superior, discernimiento puro, sabiduría divina. Sin divisiones, sin fronteras… lo vemos de un tono amarillo luminoso, que va haciéndose dorado. Nos abandonamos a la experiencia.

Nos imaginamos la conciencia. ¿Cómo la vemos? ¿Dónde se encuentra? ¿Es pequeña, reducida o expansiva e ilimitada? ¿Está en nuestros cuerpos más densos o se expande hasta fundirse con el infinito?

Siente profundamente como se encuentra en ti el desarrollo de los distintos planos y cuales o cuales requieren mayor realización o sanación en tu vida.

Plano físico

¿Crees que le ofreces a tu cuerpo lo mejor en alimentación, ejercicios, cuidados, etc.? ¿Te sientes sano y eres activo físicamente? ¿Te agrada tu cuerpo y te sientes a gusto con él? ¿Te agrada el mundo material? ¿Eres práctico, tienes los pies sobre la tierra? ¿Tienes una buena relación con la economía y con el dinero? ¿Cómo es tu relación con la naturaleza, con la madre tierra?

Plano emocional

¿Puedes reconocer tus sentimientos y eres capaz de expresarlos adecuadamente? ¿Admites que todas las emociones son válidas sin dividirlas en buenas y malas y te permites sentirlas (el miedo, la tristeza, el amor, la alegría…)? ¿O adviertes que algunas de las emociones te provocan rechazo? ¿Puedes relacionarte con los demás de manera natural, que no sea desde el poder o la codependencia? ¿Eres capaz de dar sin pedir a cambio y de recibir sin sentirte culpable o no merecedor? ¿Puedes amarte a ti mismo?

Plano mental

¿Estas satisfecho con tu intelecto? ¿Eres capaz de pensar y expresarte con claridad? ¿ crees que tu sistema de creencias es autónomo o que todavía debes liberarte de condicionamientos y mandatos? ¿Tienes firmeza en tus convicciones o te dejas influenciar fácilmente por los argumentos de otros? ¿Cómo funciona tu juez interior? ¿Y los juicios y las críticas a los demás? ¿Te consideras una persona libre? ¿Crees que eres creativo?

Plano existencial

¿Existe coherencia entre lo que piensas, lo que sientes, lo que dices y lo que haces? ¿Te consideras una persona auténtica? ¿Crees que más allá de las posesiones materiales, del éxito material o laboral existen otros valores más importantes? ¿Te has planteado el significado profundo de la vida y de la muerte? ¿Crees que estas llevando a cabo tu función, tu dharma, tu misión en la vida?

Plano Espiritual

¿Tienes un sentimiento de conexión con tu fuente espiritual, con tu Yo Superior? ¿Eres capaz de pasar un tiempo considerable en silencio y a solas y solamente ser? ¿Puedes contactarte con tu propia sabiduría interna y dejarte guiar por tu voz interior? ¿En algunos momentos te sientes una/o con todo lo que existe, incluyendo las otras criaturas y todo el universo? ¿Te has sentido o te sientes parte de un todo superior?

Expresa por escrito las respuestas a los interrogantes anteriores, anotando ideas que se te ocurran para mejorar o desarrollar los distintos planos Apúntalos si notas algún sentimiento de resistencia respecto de algunos de los planos.

*Resumen extraídos de: Carranza M. B/ Ciarlante. S.C, 2004, Hacia una psicología espiritual: fundamentos y prácticas de la psicología transpersonal, Bs. As. Argentina, Deva´s


 
 
 

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