La danza
- Oriah Mountain Dreamer
- 22 feb 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 21 jun 2020

Te he enviado mi invitación, la nota inscrita en la palma de mi mano por el fuego de la vida. No saltes y grites, «¡Sí, esto es lo que quiero! ¡Hagámoslo!» Simplemente ponte de pie en silencio y baila conmigo.
Enséñame cómo sigues a tus deseos más profundos, descendiendo en espiral hacia el dolor dentro del dolor y yo te mostraré cómo me estiro hacia adentro y
me abro hacia afuera para sentir el beso del Misterio,
dulces labios sobre los míos, cada día.
No me digas que quieres guardar al mundo entero en tu corazón. Muéstrame cómo te niegas a hacerle daño a otro sin abandonarte a ti mismo
cuando estás lastimado y temeroso de no ser amado.
Cuéntame una historia acerca de quien eres, y mira quien soy en las historias que estoy viviendo. Y juntos recordaremos que cada uno de nosotros siempre puede elegir.
No me digas cuán maravillosas serán las cosas. . . algún día. Muéstrame que puedes arriesgarte a estar completamente en paz, verdaderamente bien con la manera en que son las cosas ahora, en este justo momento, y de nuevo en el siguiente y en el siguiente y en el siguiente. . .
He escuchado suficientes historias de guerreros
de heroica audacia. Dime cómo te desmoronas cuando golpeas contra el muro, ese lugar que no puedes atravesar con la fuerza de tu propia voluntad. ¿Qué es lo que te lleva al otro lado de ese muro, hacia la frágil belleza de tu propia humanidad?
Y después de habernos mostrado
cómo hemos establecido y mantenido los límites claros y saludables
que nos ayudan a vivir uno al lado del otro,
arriesguémonos a recordar que nunca dejamos de amar silenciosamente a aquellos que una vez amamos abiertamente.
Llévame a los lugares de la Tierra que te enseñan a bailar, los lugares donde puedes arriesgarte a dejar que el mundo te rompa el corazón. Y yo te llevaré a los lugares donde la tierra bajo mis pies y las estrellas en lo alto reconstruyen mi corazón una y otra vez.
Muéstrame cómo te ganas la vida sin permitir que tu trabajo determine quien eres. Cuando los niños hayan sido alimentados, pero aún las voces dentro y alrededor de nosotros griten que los deseos del alma tienen un precio demasiado alto, permitámonos recordarnos uno al otro que no se trata de dinero.
Muéstrame cómo ofreces a tu gente y al mundo las historias y canciones que deseas que
los hijos de nuestros hijos recuerden, y yo te mostraré cómo lucho, no por cambiar al mundo,
sino por amarlo.
Siéntate junto a mí en largos momentos de soledad compartida, conscientes tanto de nuestra soledad absoluta como de nuestra pertenencia innegable. Baila conmigo en el silencio y en el sonido de las pequeñas palabras cotidianas, sin abrigar ninguna de ellas en mi contra al final del día.
Y cuando el sonido de todas las declaraciones de nuestras más sinceras intenciones se haya desvanecido en el viento, baila conmigo en la pausa infinita, antes de la siguiente gran inhalación, del Aliento que nos respira a todos hacia Ser, sin llenar el vacío ni desde afuera ni desde adentro. No digas ¡Sí!
Tan solo toma mi mano y baila conmigo.
Oriah Mountain Dreamer.
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