Capitulo VII: Los mitos y los miedos 2° parte
- Marian
- 27 mar 2021
- 12 Min. de lectura

La realidad es neutra. El lenguaje no
“Tus creencias no están hechas de realidades sino más bien es tu realidad la que está hecha de creencias.” Richard Bandler
El ser humano siempre necesitó buscarle una explicación a todo, desde el principio de los tiempos distintas culturas a través de los mitos, contaban su propia historia acerca del origen dando lugar a héroes, dioses y personajes sobrenaturales que por medio de sus peripecias iban a justificar las respuestas a todas a sus preguntas. A medida que el hombre fue “evolucionando”, los “misioneros” de forma muy pedagógica fueron matando los mitos e imponiendo “el mito”, desterrando los héroes y dioses e imponiendo a un único Dios verdadero, al precio que fuera necesario. Con el tiempo, a la par que la Iglesia perseguía y mataba a quienes de verdad sabían de medicina y conocían los secretos de la naturaleza, la ciencia le fue dando a los distintos fenómenos una interpretación “más adulta”, por decir de algún modo o una que fuera capaz de razonar dentro de sus limitaciones. Y el ser humano actual, salvo excepciones o para justificar sus propias acciones, ya no busca explicarse si no que le cuenten de que se trata, que le den una respuesta que le cierre de acuerdo a sus creencias. No puedo negar que la mitología tiene historias un tanto rebuscadas, pero no más que la biblia: una mujer que hablaba con una serpiente, Moisés abriendo las aguas para salvar al pueblo Judío, Noé construyendo un barco para salvar a todas las especies, mujeres que parían vírgenes y a los 90 y otros miles de historias fantásticas. Pero no voy a ser yo quien juzgue en lo que quieran creer que le escribo todos los años cartas a papá Noel, lo que no puedo entender es como aún se sostienen tantas creencias y limitaciones que parten de una institución con una historia moral más que cuestionable. Evidentemente la necesidad de un padre salvador y de poner la fe en un objeto externo debe ser muy fuerte y en la sociedad que describo, que no quiere hacerse responsable de sí misma ni ser consciente de su capacidad creadora tiene mucho sentido.
En tiempos actuales, si miramos con atención podremos ver presentes en cada ser humano los distintos arquetipos míticos y sus sombras y, si oímos con atención los inquisidores aún continúan entre nosotros.
En esta especie de relación amor – odio que tengo con la ciencia, no por el método sino por mi desconfianza en la interpretación y sobre todo, los intereses de otro, llegué como a un especie de acuerdo de conformidad de partes con algunas teorías de la física cuántica, aunque no consigo entender ni la cuarta parte de lo que me gustaría, a través de la teoría de que la realidad depende del observador, encontré un especie de puente entre la filosofía y la ciencia. Puede parecer contradictorio hacer comprobable una verdad a ojos de todos cuando solo depende de quien la está observando, resulta cuestionable como verdad para quien no, pero en el mundo cuántico, todo parece posible y tengo que decir que cuanto más practico el silencio y la meditación más conecto con esa realidad, la que el maestro Deepak Chopra define como el campo de todas las posibilidades. Pero el hecho de que exista ese mundo potencial, no es más que una consecuencia en cadena, dada por el cambio de interpretación que hacemos de cada escenario, partiendo de la idea de que la realidad es neutra, cada situación que vivimos solo es un hecho, es nuestra mente dual quien se mueve entre los polos de bueno y malo, placer y dolor, luz y oscuridad y un sinfín de contrarios y “veredas” que a simple vista parecen opuestos pero solo son diferentes en grado. De alguna forma esto lo vemos todos, cuál sería la “razón lógica” por lo cual, un acto es bien aceptado en nosotros y mal juzgado en otros. Es nuestra interpretación quien le da la valoración negativa o positiva a los hechos, es la historia que nos contamos una y otra vez de cada situación la que provoca todo el sufrimiento, no la vivencia en sí, si escuchamos nuestro diálogo interno y quitamos las suposiciones, las conclusiones y variables incomprobables pasadas y futuras, lo que nos decimos a nosotros mismos acerca de eso, solo queda un hecho y lo más grotesco del sufrimiento: estar mal hoy por algo que a lo mejor ocurre en el futuro. Yo hasta acá no veo ningún drama en todo esto, yo veo una comedia. No sé si es como una especie de ejercitación para saber sufrir mejor, pero si de algo estoy segura es que la imaginación te lleva a tener que resolver más problemas que la vida real, a hacer menos cosas de las que te gustaría hacer. A no arriesgarte… y a sufrir más por todo eso que no haces. Henry Ford decía: “Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan.”
Todos, en líneas generales llevamos la balanza de la justicia pero cada uno la utiliza según su criterio y hay que decir también, conveniencia. Uno puede argumentar sus acciones y elecciones y, las de los suyos, aun cuando puedan juzgarse como no muy buenas por otros, porque las justifica con una historia que conoce. Cuando pone en la balanza de la justicia un acto, le da más peso con su historia, en cambio, al no haber un fundamento conocido que avale la misma acción en otro, lo juzgamos sin dudarlo. Resulta que detrás del otro aunque desconocida, también existe una historia y la empatía es esa capacidad que hace posible ponerse en la piel y los zapatos del otro, algo poco desarrollado a consciencia en esta humanidad y que deberían trabajar los nuevos jardineros en las escuelas si de verdad quieren que haya un futuro. No es fácil "Ser" en un mundo donde se valoran los méritos por resultados y una porción minoritaria de la sociedad define la escala de valores de las medallas que deberíamos colgarnos y lo que todos deberíamos ser. Como oscila el péndulo entre lo bueno y lo malo, no depende de la ética ni de la moral común, de lo que somos, sino de lo que mostramos. A simple vista, lo evidente, la gente gasta más en estética que en terapia, a mí al menos, me resulta cómico ver una persona saliendo de la peluquería y decir: “necesitaba un cambio”
Considero que definir limita la imaginación. Un psicólogo podría comer durante años con esa frase, claro, siempre que sea capaz de salirse del manual de las etiquetas porque exceder los límites a veces puede ser un problema, pero en ocasiones también ser “la solución”. Es válido aclarar que en cuanto a límites siempre me refiero a los propios, porque hay mucha gente que no entiende la diferencia entre su libertad y el límite de la ajena. Definir limita porque es como que en lo inacabado siempre hay tiempo de añadir un toque más de perfección a ese ideal que de verlo concretado podría defraudarme y no ser lo que esperaba. Admito que en ocasiones lo real superó mis expectativas por eso también dejo que el destino haga su trabajo y me sorprenda… Esto no quiere decir ni remotamente que uno deba sentarse en un sillón a esperar que las cosas sucedan, siempre debe de haber una acción dirigida en coherencia con lo que espero que la vida me dé, pero nunca limitando ni manipulando la forma, ni el resultado. Fundamental es saber lo que uno quiere, es la única forma de saber leer las señales.
Muy a menudo el mundo que percibo, al menos el que yo veo, más que al ideal platónico se parece a las sombras proyectadas en la caverna, donde aunque intente mostrar toda la luz que hay fuera, cada quien sigue proyectando su realidad en las sombras de lo cotidiano. Y en lo cotidiano hay mucho de lo que nos cuentan que el mundo es. La metáfora de la caverna es excelente para entender la esclavitud a la que nos vemos sometidos por la ignorancia, la negación a creer que lo que vemos y lo que vivimos es lo único real y no recuerdo haber vivido los tiempos de Platón pero todo parece indicar que hace 2500 años atrás, también nos vendían humo y aun cuando un prisionero, liberado de la oscuridad, quisiera mostrarle el camino al resto, la mayoría elegiría permanecer en las sombras, ya sea por miedo al cambio, a lo desconocido o simplemente por ni siquiera ser capaz de poner en duda de que las cosas son así y no podrían ser de otra manera.
Difiero totalmente de la idea de que el camino, por decir “al bien”, a la luz del sol, es del mundo sensible hacia el mundo inteligible, sino más bien a la inversa, el viaje es hacia adentro, la razón no es más que la conclusión a la que llegamos a través de la idea que nos dieron de como son los cosas y un sinfín de factores de cómo integramos nuestras experiencias. La intuición del alma es lo único real, es esa voz bajita que siempre nos habla en el mismo tono, la posibilidad de escucharla dependerá de que tan fuerte grite el cerebro para imponer su razón y de cuanto ruido o cuantas distracciones busquemos para no escucharla. Quizá la intención haya sido la misma, pero no creo que la interpretación sea arbitraria dado que si algo me resulta evidente es que la verdad es una construcción, no está dada por el conocimiento y aun si así fuera, hay siglos de verdades aún por descubrir que desestimarían millones de paradigmas sobre los cuales hoy, determinamos nuestras interpretaciones.
Dicen que cuando debemos tomar una decisión, para saber cuál es la correcta para nosotros, tenemos que sentir lo que nos provoca internamente optar por una u otra, si nos genera paz es la correcta, si nos genera malestar por ende no lo es. Obvio que aventurarse a algo nuevo, más o menos, según como maneje el vértigo cada quien, puede generar el mal estar propio de cruzar los límites de lo conocido, pero la respuesta está en sentir, que efecto produce descartar la experiencia por no cruzar ese límite. Hay una frase que me encanta “ya no estamos en edad de quedarnos con las ganas” dice mucho en cuanto a las múltiples interpretaciones que uno le puede dar a un mensaje dependiendo del insight de cada uno, más allá de si se trata de dar ese paso que estábamos esperando, de hacer ese viaje, cambiar de trabajo, llevar a cabo un proyecto o sacarte las ganas con alguien, (dícese de forma diplomática, dejar que el instinto se encienda y se apaguen las excusas). Más allá del deseo latente de cada uno y dejando de lado el último ejemplo que depende del deseo y la libertad de dos, detrás de esa frase, hay un posible salto al vacío, el antes y después de una decisión. Pero lo que encuentro más poderoso es que ese deseo nace del interior y es paradójico que uno se cuestione permitirse quedarse o no con las ganas a un imperativo interno y busque desesperadamente cumplir con las expectativas sociales que ni siquiera sabe dónde nacieron. Como alguien puede elegir buscar la aprobación del otro y negarse a sí mismo.
No usar filtros, decir la verdad y las cosas como salen, como las siento, como las pienso… tiene sus consecuencias, no lo voy a negar y sé que a la mayoría no le gusta, pero hacer uno o varios papeles dignos de ser aceptados, según por quien, no solo te impide conocer las personas que te van a aceptar por lo que sos, sino que te desconecta de tu ser y lo que viniste a hacer a este mundo. Desde mi punto de vista, el Ser es dentro de todos los mundos posibles, cuando alguien se comporta según cómo debería dependiendo del lugar o la persona que tenga en frente no es un ser sino un condicionamiento social, por eso cuando digo sin filtros, es casi… o sea uno puede ser transparente pero no boluda.
Brené Brown, una escritora estadounidense que lleva años investigando sobre el coraje, la vergüenza, la empatía y la vulnerabilidad la cual define como, “La vulnerabilidad no se trata de ganar o perder, es tener la valentía para actuar cuando no puedes controlar los resultados. La valentía se mide por lo vulnerable que estás dispuesto a ser.” Vale aclarar que defiendo el concepto, pero más veces de las que me gustaría digo Tierra tragame… porque mientras ella investiga la valentía, yo completo el estudio para tratar de entender porque el coraje es algo que disminuye de forma inversamente proporcional con la edad, cuando debería ser al revés. Digo no tener la respuesta porque no quiero asumir que las huellas que dejan las experiencias son limitantes aun cuando de forma consciente sepa que un fracaso es aprendizaje para persistir en la meta con un nuevo conocimiento que antes no tenía, no para colgar los guantes. Pero recién voy por la teoría, el Universo ya me irá mostrando donde ponerlo en práctica. En Definitiva, cuando lanzamos una moneda al aire, internamente sabemos cuál es la cara que queremos que salga. Confío en mi cuerpo como termómetro como no confiaría ni en Sócrates ni en Platón, más allá de cuantas ediciones pueda tener “La República” y estoy tan segura de mi misma como que la mayoría prefiere seguir creyendo el cuentito del paraíso que lo que yo estoy contando. Pero no por eso, voy a dejar de escribir…
A veces tenemos que vivir todo una vida para recordar lo que ya sabíamos… Entiendo que para muchos, por lo que se suele decir, el único problema que no tiene solución es la muerte, yo diría que es el único que no se puede postergar, de lo único que podemos estar seguros en cuanto al futuro, es que todos venimos con fecha de vencimiento. Un señor mayor una vez me vio fumando y me dijo – nena, te vas a morir. Pobre hombre, debe haberse sentido Nostradamus… La única razón por lo que la muerte se ve como un problema y es algo de lo que muy pocos quieren hablar, es por el miedo que genera lo desconocido, mejor malo conocido que bueno por conocer… y hay que ser mazoca para querer quedarse en este mundo... y ahí está todo el rollo de porque una mujer pasa 40 años quejándose que el marido viene borracho todos los viernes y el marido durante 40 años se emborracha los viernes quizá porque odia su trabajo y piensa que no puede hacer algo mejor, incluso quizá hasta odie a su mujer, pero ninguno de los dos hizo nada por buscarse una vida de la que no quejarse. No entiendo qué sentido tiene estar complicando tanto las cosas, postergando, aguantando, reprimiendo, si en definitiva un día estás haciendo planes con tus amigas para ir a bailar todos los fines de semana y como por teletransportación al otro hablando de todas las citas médicas.
Era preciso entender cómo funciona el cerebro para poder reconfigurarlo y poder sanar definitivamente el pasado. Advertir que el 95 % de nuestros actos, nuestras respuestas, nuestras decisiones, son automáticas, vienen de nuestras programaciones recibidas y experiencias pasadas. Cuando digo “sanar definitivamente” no quiero decir que en dos días, ni en un mes, vamos a estar dando brincos de alegría como en las publicidades de Yogurt que pretenden vendernos la felicidad alcanzada. Eso es ilusión… No hay sanaciones mágicas en un clic, por lo tanto si estás buscando el paraíso, no te quiero hacer perder el tiempo, al final de este libro no está. Sanar es un proceso de transformación y puede llevarnos toda la vida, o no…
Cuando tratas a alguien con flores de Bach, entendes que el malestar que manifiesta la persona es superficial, aun cuando lo veas no vas a trabajar los conflictos profundos, porque para llegar al centro, al origen… es necesario desprenderse de todas las vendas con las que fue cubriendo esa herida, la persona tiene que poder ver eso para curarse realmente. Se suele decir, como las capas de una cebolla, se pela de afuera hacia adentro. Una frase de Antoine de Saint-Exupery dice: “La perfección se alcanza, no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando ya no queda nada más que quitar.” Por eso para mí, para encontrarse con el ser real, no se trata de aprender, sino de desaprender y si bien he probado muchas herramientas y trabajado constantemente con ellas, lo que más me resultó fue detenerme en los conceptos y resignificarlos y lo aprendí jugando… quienes me conocen saben lo peligroso que puede ser intentar tener una conversación seria cerca mío, ni que hablar si me estoy aburriendo, un gesto, un juego de palabras o sacar una frase de contexto y darle un doble sentido a todo te puede llegar a sacar los colores. Lo bueno de quienes me conocen es que ya saben lo que estoy pensando pero para los que no, a veces es el tierra trágame y una voz interna que dice – no lo pienses –no lo pienses – no te rías… pero no lo puedo evitar porque es así como funciona mi cerebro, para lo cotidiano a veces no te deja muy bien parada pero termina siendo un buen ejercicio para empezar a ver cuántos significados puede tener una palabra, una oración y que absolutamente todas las situaciones tienen más de una interpretación. Por eso también siempre me gustaron las respuestas largas, creí que era complicada cuando deshaciéndome de todas las definiciones parecía dar una respuesta compleja a una pregunta simple, pero en la era de los mensajes instantáneos y donde cualquier afirmación que se dice por ahí parece cierta para alguien, todo parece indicar que lo que hace falta es hacer un análisis más profundo de las cosas. Analizar las causas y hacer algo por cambiar las consecuencias.
Con la intención de que una idea sea menos abstracta, la escribo, la ordeno y trato de hacerla visible. Hasta acá todo había resultado con naturalidad y no puedo decir que sepa cuál es la causa pero llevo dos semanas resistiendo y poniéndome excusas para pararme de la silla cada vez que intenté escribir. Vuelvo a leer desde el comienzo para intentar conectar con la idea inicial que en definitiva no es más que el punto central por el cual entendí que en tanto curso para emprendedores te ofrecen herramientas para mejorar tu actividad, para ponerla en el mercado pero hay un vacío profundo en cuanto a conectarte con el emprendedor que todos llevamos dentro y a pesar de ser cada vez más evidente que es lo que el mundo necesita, no solo para crear una actividad que le genere un ingreso, sino como forma de vida, que le permita reinventarse y realizarse, porque cada uno de nosotros es un ser completo, cuerpo y alma son una unidad no pueden evolucionar por separado y para eso debemos averiguar el propósito de nuestra alma, adaptarlo al mundo que nos rodea y ponerlo al servicio de la humanidad.
Capítulo VIII: "El futuro solo acepta preguntas"
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