Capítulo IV “Dios le da pan al que no tiene dientes” El origen
- Marian
- 25 mar 2021
- 11 Min. de lectura

“Dios le da pan al que no tiene dientes” El origen
A veces solo hace falta una chispa para que me encienda… y el Ser real más allá del yo soy “definido por según qué percepción”, solo puede existir dentro de la música y la poesía, más allá no hay nada… no llames a la puerta si no estás comprometido solo con tu fuego y la verdad de tu ser, si no sintonizas con ese delirio no intentes entrar… el alma sabe cuándo hacerse a un lado y podrías quedar atrapado entre el deseo de lo que quieres que sea y lo que nunca seré…
Marian.
No sé si de sueños se vive, pero sin sueños no se vive seguro…
Me considero una persona afortunada, sé que no todos cuentan con ese privilegio, me crié con gente sabia y muy pero muy generosa. Quienes programaron mis primeros años conocían absolutamente todas las razones por las cuales yo no podía hacer algo que quisiera y por supuesto las compartieron conmigo. Es como un don esto de ver por anticipado todos los problemas a los que podes verte enfrentado y describirte con exactitud, no los riesgos que vas a correr, sino los lamentables finales… no tardé en darme cuenta que lo único terrible era tener esa visión de la vida y como no contaba con el talento natural de la videncia que sí parecía tener mi entorno, tuve que salir a buscar mis propias respuestas. Mi abuela que, para ocultar su ignorancia, a cada pregunta me mandaba a buscar a los libros llamándome idiota, me dio las bases del conocimiento, no la sabiduría, que no se confunda… y mi señora madre, me daba con el cuaderno antes de arrancar las hojas desprolijas y tenía que hacer todo de nuevo… no le sirvió de mucho porque sigo siendo igual o peor pero sentó así, los primeros precedentes del TOC, lo que me llevó de forma perfecta a ver la vida como un borrador en el que siempre podemos mejorar algo y a definirme como una construcción en proceso que va a durar toda la vida. Mi abuelo era algo así como el amo de llaves… ver oír y callar y yo vine a reparar esa rama del árbol caída, la persona a la que no le dejaron seguir sus sueños por complacer a las mujeres de su vida. Por eso, en algún sentido, para mí los hombres arrancan con un punto a favor en el marcador, ya que de alguna forma existen también los que no se consiguen realizar y al menos yo, nunca los escuché quejarse. Admito que no olvido nada, tengo cada archivo guardado con copias de seguridad y uno de mis tantos defectos es no perdonar, pero como conozco las dos caras de la vida, no busco en los errores culpar a nadie, sino interpretar mi presente y cometer errores más originales, revisando se aprende y como dice el poeta, se hace camino al andar… Me siento agradecida, porque de todo lo vivido aprendí, cada persona con la que me crucé dejo algo importante en mí y cuando la aventura es mala, la mejor opción es ver que podes aprender de eso, ya que si no podes salvarte de una experiencia de mierda, al menos te traiga algún beneficio… Por nada del mundo cambiaría lo que soy pero el único mérito exclusivamente mío, es la interpretación que hago de cada situación y esa es la clave de la transformación, aun cuando no siempre al entorno le convenzan los cambios… Defino la perfección quizá como Galeano la utopía, no es una meta, sirve para caminar… quizá por eso me cueste tanto visualizar el objetivo final de un proyecto, porque lo que de verdad me interesa es el camino, no el fin. Y la única razón por la que a veces trato de visualizar ese fin, es porque siempre alguien te pone frente a la pregunta y creo que la necesidad de respuesta que tiene la mayoría tiene que ver, entre otras cosas, con el miedo a la incertidumbre y yo hoy, no lo tengo, no porque tenga la vida resuelta, desde ya que si así fuera, estaría escribiendo en medio del bosque y no a media cuadra de una avenida, ni tampoco porque sienta que la vida es éxtasis todo el tiempo, tengo crisis todos los meses, ya no existenciales sino sociales y además el celular me avisa cuando voy a tenerlas… pero disfruto de cada cosa que hago más allá del resultado y si me siento completa con eso y no me sentía feliz cuando planeaba el futuro, porque debería cambiar la receta?
Cuando mis hijos eran chicos y salíamos a algún lado, había una pregunta recurrente que me taladraba la cabeza y me ponía de muy – mal - humor, dejaban lo que estaban haciendo para preguntarme – y después que hacemos? Y siempre repetía lo mismo al cuadrado, porque no disfrutas lo que estás haciendo ahora y después vemos… parecía un disco rayado, pero mientras tanto, no me lo aplicaba, estaba pensando en los problemas que tenía que resolver, en lo que tenía que hacer en casa antes de irme a trabajar, no estaba realmente ahí… y la vida es un reflejo para que aprendas… Un movimiento improvisado en el tablero y te cambió todo el juego. Quien hubiera imaginado que iba a venir una pandemia?
No pasaron muchos días hasta que la gente comenzó a quejarse de tener que quedarse en su casa, apostaría que muchos en algún momento también se quejaron de no tener tiempo para estar con su familia, para disfrutar a sus hijos, para llevar a cabo un proyecto o simplemente para no hacer nada… Más allá de las oscuras razones por las que exista este virus, la vida nos está dando una asombrosa oportunidad para parar y repensar, para cambiar los hábitos, para hacer eso por lo que se culpaba a la rutina de no poder hacer, para valorar la cercanía de la gente, el contacto real… y en ocasiones, cuando paso por las mesas de los bares, viendo rondas de amigos e incluso parejas que solo miran su celular y creen que escuchan e interactúan con el que tienen al lado, pienso, ¿que pueden saber del otro sin mirarlo a los ojos o sin leer en sus gestos? es como un estar y no estar en ningún lado y empieza a naturalizarse el hecho de que es algo habitual, no una falta de respeto y desinterés total. Sería mucho menos hipócrita decir, la verdad no sé porque dije que quería verte, no me importa lo que me estas contando ni cómo te sentís al respecto. Y en el fondo, sé que no es así, la mayoría de las veces es un acto inconsciente, como la mayoría de las cosas que hacemos por inercia y parecen cada vez más lejanos aquellos tiempos donde los vínculos eran reales… pero cuando ya no quede gente de mi generación que pueda contarle a las nuevas, que algún día, allá lejos y hace tiempo nos hablábamos a la cara y las palabras tenían más significado que un emoticom, van a decir, las cosas son así, como si nunca hubieran sido diferentes. Porque así es como se construye una nueva verdad, borrando la historia, haciéndonos perder el efecto de causa - consecuencia de las cosas. Y esto es solo un ejemplo, pero hoy se considera normal, que los nenes hagan bailes eróticos, que los pibes a los 14 años se junten y lleven botellas de vodka y ni que hablar de la música que escuchan haciendo apología a las drogas, el choreo y la cosificación asquerosa de la mujer… pero nos resignamos a que así es el mundo hoy y no hacemos nada para impedirlo. Lo que me lleva a pensar, con solo un poco de sentido común, que hay algún algo, no tan abstracto que intencionalmente trabaja para banalizar la sociedad, a la vez que impide que se realicen los cambios que son necesarios y la pregunta que aún no me respondo es quien organiza la agenda: la demanda o la oferta.
Volviendo de nuevo a vivir el presente, hace un año atrás, quería irme a España con mi amiga de toda la vida y su familia, de hecho, si los chinos no hubieran comido murciélagos, hoy probablemente estaríamos allá. Habíamos pasado medio año haciendo planes, conjeturas, probabilidades, pero nunca jamás pensamos en el menú de los chinos y el efecto mariposa. Como a mi edad ya no estoy para aventuras clandestinas, el plan A era hacer un proyecto para presentar en la embajada, por supuesto que esto para mi pequeño mundo, era inviable, porque nunca te dan esa Visa. Pero si algo aprendí es que las experiencias son infinitas, que alguien que no hizo algo, no puede decirme que no se puede, que si no lo intento, lo seguro es que se no pueda y mi filosofía de vida es imaginá tan grande como quieras y cuando llegue el momento irás viendo el cómo y si el plan A no funciona, seguiremos con el B, el C y los que hagan falta. Cuando cambió el panorama lo primero que pensé, bue, no tuvo que ver con eso… lo primero que dije fue: yes!!! al fin todo el mundo va a vivir como yo siempre quise!!! o sea, me fumé casi 42 a modo normalito, era de justicia… y trabajar desde casa como María la del barrio, bañarte y solo cambiarte el pijama… jamás imaginé que podía ser tan feliz, fuera de joda… pero luego del descontrol de las primeras semanas, como en cierta forma tengo mi parte conservadora y a veces necesito fusta y disciplina, volví a pensar la vida como si hubiera un mañana… así que cambié mi adicción a las series, por una nueva adicción a los cursos. Siempre tuve en cuenta la frase que dice: a veces la vida no te dice no, a veces te dice espera, por lo cual, si ese momento llega, lo mejor es me encuentre preparada y si no tiene que ser, será porque acá me espera otra cosa. Nunca me había sentido tan en paz con una decisión que no está en mis manos. Si ni Albert ni Pedro saben lo que va a pasar ni como salimos de ésta, yo menos…
Me entretuve un tiempo con cuanto curso gratis para emprendedores encontré por Instagram a la par que me anoté en uno en serio: Coaching ontológico, no tenía ni idea que era, pero primero me anoté y después busqué en internet y confieso: me enamoré… increíble pero cierto! Hasta a mí me puede pasar… aunque puede que en otro tipo de enamoramientos sea lo más interesante, no fue la práctica lo que más me cautivó, sin embargo la teoría me partió la cabeza. Como no me habían alcanzado las teorías de la comunicación y la semiótica para entender porque los seres humanos somos tan complejos para comunicarnos he aquí más herramientas para seguir profundizando en el ser y en el lenguaje.
Así nació “Dios le da pan al que no tiene dientes” la introducción de un taller para emprendedores que armé para finalizar el curso. Si bien con los problemas cotidianos suelo ser más práctica, después de todos los cursos que había hecho tenía que pensar en el valor agregado, en el vacío que dejaban todos los talleres y como quien antes de poner un negocio hace un estudio de mercado, yo necesita hacer un estudio exhaustivo del terreno de batalla. Una de las primeras conclusiones fue que aprender y sumar herramientas en estos tiempos de cambios es muy importante para quien ya está adentro, pero para mucha gente, que hoy está fuera del mercado o del sistema, las herramientas por sí solas, no bastan, a mí un tablero y un lápiz no van a convertirme en ingeniera… Por otra parte considero que generar un ingreso para sobrevivir no es todo, a veces es lo urgente que no deja tiempo para lo importante, pero no somos solo un cuerpo físico, tenemos un alma que nace con un propósito y necesita realizarse.
Para poder hacer un proyecto es importante en primer lugar, saber que el proyecto más importante somos nosotros mismos, que no se trata de buscar una fuente de ingreso sino desarrollar una pasión que nos genere ese ingreso. “si vives de lo que te gusta te vas a morir de hambre” es algo así como el slogan que nos dejó la revolución industrial. El trabajador medio, teme durante toda su vida perder su trabajo, más precisamente, su fuente de ingreso por miedo a la falta de recursos, no llevar la comida a la mesa, no poder pagar las cuentas, comerse los ahorros (si los tiene) y es de entender que si esta es la razón por la cual se levanta el lunes a la mañana, solo esté esperando que llegue el viernes para concluir la semana, es decir, es evidente que contar con esos recursos puede darle “cierta seguridad”, pero no felicidad. Una vez que se jubila, muchos pierden la motivación, poco a poco la vitalidad, se sienten inútiles al no cumplir su papel en la sociedad, no saben qué hacer con su tiempo aun cuando han deseado toda una vida tenerlo, así y todo parece ser que no entendieron que lo importante no era el ingreso sino el desarrollo de uno mismo y como ponerlo al servicio de los demás. Lo cierto es, que cuando tenes el alma satisfecha lo que estás haciendo no depende de cuánto recibís para sentirte completa. El sistema puede determinar mi valor hora por mi fuerza laboral, mi valor como persona no está en una tabla, ni lo negocia el sindicato con el gobierno. Esto en teoría podemos saberlo todos pero en la práctica no es más cierto que el trabajo dignifica, sino que te hace perder la dignidad.
Y lo más importante de todo es que a veces no se trata de aprender, sino de desaprender… y salvo alguna mención por arriba con respecto a las ideas limitantes o los miedos fantasmas, no encontré ningún curso que me formateara y me llevara a cero.
La clave de cómo elegir la segmentación a quien uno quiere dirigirse dio nombre al título. Una de las explicaciones más coherentes que había escuchado en un taller para terapeutas, era que el problema que de forma recurrente habíamos vivido, padecido y rechazado es justamente el segmento al que estás más capacitado para ayudar y no tengo ninguna duda que lo que más sufrí en mi vida es la presión de la sociedad que no tiene ni puta idea de cómo vivir su vida, pero es experto en decirte como vivir la tuya. Vale aclaran que para vivir no se trata de saber o no saber, todos estamos improvisando, pero si los resultados que estoy viendo no me gustan, así seguro no es como deben hacerse las cosas. Cada uno tiene derecho a cometer sus propios errores y hacerse responsable de sus decisiones- Habitualmente , decimos que Dios le da pan al que no tiene dientes cuando vemos recursos, talentos, oportunidades que otro está desaprovechando y que seguro nosotros aprovecharíamos mejor, como debía ser un ejercicio grupal corto, quise transformar un mal hábito en algo positivo. Presentar las "excusas" por los cuales los presentes no habían cumplido sus sueños y utilizar el recurso del sabelotodo de la vida ajena para rebatir todas las excusas que no lo hacían posible.-
Por desgracia en la vida real me he cruzado con más gente de la que cree que la palabra sueño queda relegado exclusivamente a los cuentos mágicos de los niños, con más razones para desistir que para seguir adelante, con más gente desalentadora que motivadora, con más gente víctima que pone excusas que con gente que asuma su papel y responsabilidad en el todo que compartimos, con más gente para la cual su palabra vale tanto como una historia de 24 hs. y considero que mientras haya un planeta, hay una oportunidad y me gustaría verlo y trabajar para eso hasta el último día de mi vida. Estoy convencida que por alguna razón la vida me mostró esto y no otra cosa y me alegro de que sea así
Cuando era chica con mis amigas desmontábamos la casa para poner una perfumería, un kiosco o una verdulería, usábamos las cartas de truco o la plata del juego de la vida para hacer de dinero y nunca nos cuestionamos si sabíamos del rubro. Cuando uno es chico juega a ser lo que quiere ser y no tiene dudas de que es posible.
Nací emprendedora y con la inquietud de transformar y mejorar todo lo que pudiera, hubo dos frases que escuché muchas veces y marcaron mi despertar, seguro no soy la única: que yo no iba a cambiar nada, porque las cosas eran así desde que el mundo es mundo” y otra un poco menos diplomática, la pendeja no sabe limpiarse el orto y me va a discutir a mi… ya lo veremos…
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