(...) "Para cambiar el mundo empiezo por mí... y sigo por ustedes" Prólogo ☺️
- Marian
- 14 mar 2021
- 6 Min. de lectura

Prólogo
Un día San Agustín paseaba por la orilla del mar, dándole vueltas en su cabeza a muchas de las doctrinas sobre la realidad de Dios. De repente, alza la vista y ve a un hermoso niño jugando en la arena. Le observa más de cerca y ve que el niño corre hacia el mar, llena el cubo de agua y lo vacía en un hoyo una y otra vez. Hasta que San Agustín, sumido en gran curiosidad se acerca al niño y le pregunta: "Oye, niño, ¿qué haces?" Y el niño le responde: "Estoy sacando toda el agua del mar y la voy a poner en este hoyo". Y San Agustín dice: "Pero, eso es imposible". Y el niño responde: "Más imposible es tratar de comprender en tu mente pequeña, el misterio de Dios".
“casualmente”, San Agustín, es considerado uno de los padres fundadores de la Iglesia católica y este cuentito tierno, el tipo de fundamento que utilizaron para aceptar un dogma. No intentes comprender, acepta! No sé qué hubo antes, pero sé lo que vino después. No sé nada como para considerarme sabia, pero lo suficiente como para no considerarme idiota. Volveré más adelante sobre esta historia porque tiene más que ver con el presente de lo que imaginamos.
Para mí, así como en el nacimiento, todo comienza con una hoja en blanco que no dice nada pero contiene una potencialidad infinita de lo que puede llegar a decir. La metáfora de la vida y todas las preguntas que alguna vez nos hicimos los seres humanos están presentes en la naturaleza tal como nos fue dada. Solo hay que hacer la pregunta, observar y la vida siempre responde.
Hoy en día para escribir un libro no necesitas escribir un libro. Quizá a los 11 años, cuando descubrí que era algo que quería hacer, lo imaginé con ese formato en una librería y no voy a negar que puedo leer en un finde 300 hojas de un libro de papel y en dos semanas solo llevo 50 de un pdf pero lo cierto es que cuando uno quiere hacer algo, lo hace. Sin librería, sin editorial y sin esperar que Borges se levante de la tumba a escribirme el prólogo.
En 42 años tuve dos hijos, plante un árbol, algunas verduras y también algún pelotudo en una esquina, supongo que lo mismo dirán de mi porque alguna vez también me tocó esperar la carroza, pero no es el punto. Me falta escribir el libro… o más bien uno completo que no sea solo a fin de balance para mí. Considerando los tiempos que estamos viviendo que te podes morir al volver del super por tocarte la nariz al salir, no voy a detenerme en detalles perfeccionistas y voy a ir publicando como va saliendo. No quisiera dejar nada pendiente en esta vida pero si todo sale bien y en unos años sigo en este mundo y el planeta logra sobrevivir a los millones de habitantes indiferentes, quizá saque una versión mejorada y lo titule “yo sobreviví al Covid 19” Por ahora, no hay título pero si mi slogan: Para cambiar el mundo empiezo por mi… y sigo por ustedes.
No tengo el acento de Cortázar, ni sus metáforas sin sentido, al igual que muchas de las de Neruda, ni tengo el encanto que sabe poner Coelho en las palabras para expresar lo cotidiano y hacer de eso una enseñanza, supongo que por qué fue quien me habló en el idioma que yo necesitaba para comprender, es mi preferido, sin embargo, no tengo su estilo. Puede que a veces mis ojos tengan la tristeza de los de Benedetti pero definitivamente no puedo endulzar como el las palabras. No escribo para intelectuales, porque para mí la magia está en lo simple de lo cotidiano y cuando en ocasiones encontraba respuestas simples entre palabras complejas que me costaba entender, pensaba porque era más importante la estructura que el contenido, porque no poner las respuestas al alcance de todos. Me gusta decir lo que a muchos no le gusta escuchar, sin anestesia, ni maquillaje. Tengo problema con la puntuación y las subordinadas. Cual parecido con la realidad, es mera coincidencia. Hay quien piensa que por resentimiento digo las cosas como las digo, pero tampoco voy a hacer caso a cada cosa que digan, es todo lo contrario, me siento agradecida y lo comparto… y soy tan exigente conmigo que no me azoto pero me escupo las peores verdades, sobre todo desde que descubrí que asumir, es la puerta a la libertad ABSOLUTA y esa es mi marca personal, la ironía, el sarcasmo, el doble sentido, lo disruptivo… no espero que le guste a nadie, soy ANTI-CEO. Me gusta a mí y es suficiente.
Considero que cada persona es un mundo pequeño que va a mirar y definir la vida según sus experiencias, el entorno social en que vive, la cultura y el contexto histórico. Lo que no quiere decir que no existan otros mundos y otras historias. Eso fue lo que más me atrajo de los libros desde chica… que me abrían puertas a otros mundos. Cuando leía, ficción o no, existía una realidad distinta de la que percibía a mi alrededor, esto nunca tuvo que ver con evadir la realidad, sino con la capacidad de entender que si hay otra cosa afuera, si las cosas no son solo como dice mi entorno, yo no tengo porque aceptar lo que no me gusta, ni ser lo que alguien dice que debo ser. Por algo será que nos prefieren analfabetos… Cuanto más estrecho es el mundo que tenes para ver, menos posibilidades de reinventarte. Si a lo largo de la historia hubo cambios, aún hay esperanza. Ponele…
Para cuando en la adolescencia llegué a los libros de autoayuda, las lecciones ya estaban aprendidas, solo reafirmaban lo que yo había aprendido de mi misma desde que aprendí a leer. Los libros que mágicamente aparecían en la biblioteca me fueron guiando el camino.
A pesar de que conocí otras realidades mi deseo desde los 4 años siempre fue cambiar el mundo. Por aquel entonces no existía internet, la pobreza y las consecuencias de las guerras solo la veía en fotos del National Geographic aun así me impactaba, pero creo que mi deseo no tenía que ver solo con eso que veía, cuanto más conocía y más escuchaba a ”la gente” más sentía la necesidad de cambiarlo todo y para ser sincera, hoy podría decir que mi deseo de cambiar el mundo no tiene que ver con una razón altruista, ni con ser la madre Teresa de Calcuta, ni con el amor por la humanidad, frío… frío… si pudiera hacer algo para que cada ser humano sea feliz, lo haría, pero no por amor, sencillamente porque las personas felices “no – joden” y si yo no jodo, tu no jodes, el/ella o elle no joden, nosotros ni vosotros tampoco, todos somos felices! Soy malísima para los números pero en esta ecuación no la pifio… a que no? Sin embargo, pocos la entienden, porque vivimos más en el mundo del que jode último jode mejor y donde “si él lo hace porque yo no”, “si él no lo hace porque lo voy a hacer yo” y suena como a discusión de niños pero es así como se comportan muchos “adultos” en el nuevo rincón de la casita. El niño dice que lo arreglé papá y el papá que lo arregle el Estado. Y en el niño es entendible que tenga fe en su padre, aún no sabe lo que hay en la cabeza de un adulto… pero de verdad… alguien puede esperar que las soluciones salgan del Estado? Amo la política y estoy segura que puede ser un camino analizándolo desde la perspectiva filosófica, el problema no es la política, es la naturaleza del ser humano gobernado por su instinto más básico: el miedo, el resto de su comportamiento, egoísmo, ambición, poder, son escudos de defensa del miedo. Por lo tanto mientras un extraterrestre no se postule a elecciones, lo que más nos conviene es dejar el lugar de víctimas, hacernos responsables de nuestra vida y asumir el rol que nos toca socialmente intentando hacer lo menos miserable posible la vida del otro. Si bien propongo el postulado de un país sin Estado no me acerco ni remotamente a la ideología comunista que pretende adueñarse de las herramientas que no pagó. Un chorro vestido de hippy no me vale más que uno de traje y corbata. Y cabe aclararlo porque en un mundo con mentes dualistas, con las cuales es imposible tener una conversación, están convencidos que si no estás de una vereda estás de la otra, parece que hace falta recordarles que las veredas también se inventaron y antes de eso, había equilibrio, había comunidad de verdad. Es ahí adonde pretendo llegar, haciendo un pequeño recorte de cada aspecto del ser humano y su realización en sociedad en el medio ambiente de trabajo.
To be continue…
Capítulo I: Introducción al Sado (no aptos para personas sensibles y amantes del status quo)
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